Ingredientes (unas 12 raciones)
Para la tarta
250 gr de mantequilla
150 ml de nata para montar
2 huevos
250 gr de harina de repostería
75 gr de cacao en polvo sin azúcar
400 gr de azúcar
2 cucharaditas y media de bicarbonato
1 cucharadita de vainilla en polvo
Para el frosting
300 gr de queso blanco de untar
150 gr de azúcar glas
125 ml de nata para montar
En un cazo vertemos la cerveza con la mantequilla, y lo ponemos a calentar, sin hervir, hasta que la mantequilla esté bien derretida.
Preparamos dos boles amplios. En el primero de ellos colocamos los ingredientes secos (harina tamizada, cacao en polvo, azúcar, bicarbonato y vainilla en polvo). Lo mezclamos bien para que el cacao se integre por igual con la harina.
En el segundo bol colocamos los ingredientes húmedos (nata, huevos y la mezcla de cerveza y mantequilla). También mezclamos bien.
Unimos el contenido de ambos boles y lo mezclamos todo junto. Quedará una mezcla bastante líquida, que hará que el bizcocho sea muy húmedo.
Vertemos la mezcla en un molde redondo (mejor desmontable), y horneamos en la zona media del horno durante 1 hora aproximadamente a 180ºC, con calor arriba y abajo. A partir de los primeros 30 minutos podéis cubrir la tarta con un papel de aluminio, para que no se queme la parte superior.
Antes de sacarlo de horno, comprobad con un palillo que el centro de la tarta está cocido.
Esperar a que se enfríe para desmoldarlo.
Mientras se va horneando el bizcocho, hacemos el frosting.
En un recipiente amplio y frío colocamos la nata, el azúcar glas y el queso de untar, y procedemos a levantar la mezcla con el accesorio de levantar nata o claras de la batidora. Tardaremos unos minutos, pero no es necesario montar la nata de forma independiente al queso: todo junto sube muy fácilmente.
Cuando vayáis a servir la tarta, la cubrís con el frosting... ¡¡y a disfrutar!!
Si os gusta el formato vasito, cortáis los cilindros de bizcocho con unos aros de emplatar del tamaño del vaso elegido, lo colocáis en el vaso y lo cubrís con el frosting.