domingo, 29 de marzo de 2015

Bizcocho de Baileys (receta asaltada)

¿Qué queréis que os diga? Me gusta el Baileys. Y cuando ví que se puede hacer Baileys casero... ¡no puede ser! ¡Eso tengo que probarlo! Pero no va a ser en esta ocasión, que ando como loca con el trabajo y no tengo tiempo para publicar nada... ¡ni para cocinar nada! Que estamos comiendo de lo que mi madre nos cocina y de precocinados (algo inimaginable en mi casa). Así que he usado un Baileys comprado para hacer este bizcocho. La receta la he sacado de GalleCookies, que es el blog asaltado este mes por la panda del Asaltablogs. Un blog lleno, llenísimo de recetas de repostería, principalmente, con unas fotos preciosas. Tendré que dedicarle más tiempo a inspeccionar todo su recetario... pero será otro mes, porque éste ya voy de cabeza. Vamos al lío.


Ingredientes

110 ml de aceite de girasol
150 gr de azúcar
250 ml de leche
50 ml de Baileys
400 gr de harina
1 sobre de levadura en polvo
1 pizca de vainilla en polvo
100 gr de azúcar glas (para el glaseado)
4 cucharadas de Baileys (para el glaseado)

 
 
Vamos calentando el horno a 180ºC, que esto se hace muy rápido.

Vamos a hacer como con los muffins: la mezcla líquida por un lado y la sólida por otro.

Colocad en el vaso de la batidora el aceite, el azúcar, la leche, la vainilla en polvo y el Baileys, y batid muy bien.

En un bol amplio colocad la harina tamizada con la levadura.
 
Y ahora mezclad ambas 'pócimas', hasta que no haya grumos. Queda una masa bastante compacta, y el bizcocho es de un tamaño importante... lo aviso por si queréis reducir la cantidad.
 
Yo he forrado con papel sulfurizado un aro de reportería, en lugar de engrasar y enharinar el molde. Eso os lo dejo a vuestra elección.
 
Horneamos durante 50 minutos, y si vemos que pasado el tiempo ya sale la aguja limpia al pincharlo, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
 
Mientras tanto, preparamos el glaseado, mezclando el azúcar glas con las 4 cucharadas de Baileys.
 
Cuando ya se haya templado el bizcocho lo bañamos con el glaseado y lo dejamos enfriar completamente.
 
El resultado es un bizcocho algo menos húmedo de lo habitual, al no llevar huevo y tener poco aceite. Pero ese glaseado me ha encantado. A mí me parece perfecto para acompañar a un cafelito de domingo.