domingo, 25 de enero de 2015

Churros con chocolate (receta asaltada)

Llega la primera entrega de 2015 del Asaltablogs. Este mes de Enero de cuestas arriba y michelines delatores, me he dedicado a asaltar a Azúcarglas, un blog malagueñísimo, de recetas y noticias gastronómicas, que promociona de forma ejemplar los productos de Málaga, que últimamente son mi debilidad. Y encima Isa es del Valle de Genal, que es un paraíso natural a dos pasos de la locura de la Costa del Sol. Así que para mí ha sido un lujo asaltarla. Aunque el asalto no ha sido tal, porque la entrada elegida Chocolate con churros, todo un arte, es en realidad una noticia gastronómica, no una receta. Así que me he permitido la osadía que complementar su preciosa entrada con una receta de churros que he descubierto hace poco, y que ha causado furor entre mis amigos. Con decir que mi amigo Otto, muy alemán él, le ha pedido a su mujer Sandra que se compre una churrera para hacerlos en casa (cosa a lo que ella se ha negado nada amablemente, dice que prefiere venirse a mi casa y que los haga yo). Es una receta muy fácil, pero sí es cierto que es necesario usar una churrera (que no llega a 10 €), porque la masa es bastante dura, e imposible de manejar con una manga pastelera. Además, los canalitos que añade la churrera a la masa sirven para romper las burbujas de aire dentro de ésta, que podrían explotar al freirlos y ser bastante peligrosos.





Ingredientes

1 vaso de harina de fuerza
1 cucharadita de sal
1 vaso de agua
Aceite para freir






Con esas proporciones salen unos 25 churritos de unos 12 cm. Si queréis más cantidad sólo hay que respetar la proporción.

En un cazo al fuego añadid el vaso de agua con la cucharadita de sal, disolvedla bien y llevadlo a ebullición.

En un bol colocad el vaso de harina de fuerza en forma de volcán.

Cuando el agua empiece a hervir (no sólo caliente, sino hirviendo, pero sin esperar a que se evapore mucho), echad de golpe el agua sobre la harina y mezclad enérgicamente con un tenedor, hasta que no haya restos de grumos de harina.

Conseguiréis una masa bastante dura.

Colocad esta masa en la churrera y empezad a formar los churros. Yo lo hago sobre un papel de horno, para darles la forma y tamaño que quiera. Los profesionales del churro serán capaces de hacerlos directamente sobre la sartén, pero yo soy churrera amateur.

A continuación podéis congelarlos, dejarlos en el frigo hasta que los vayáis a usar (por ejemplo los dejáis listos por la noche y por la mañana sólo hay que freirlos), o freirlos directamente. A mí como más me han gustado ha sido dejándolos enfriar unas horas en el frigo antes de freir, y con la harina de fuerza de Mercadona, no preguntéis por qué.

A la hora de freirlos, usad un aceite suave (oliva, girasol, según vuestros gustos), calentándolo bien pero sin humear. Por ejemplo, una vez caliente el aceite yo lo pongo al 7 de un total 9 en la inducción. Si los freís en aceite demasiado caliente la masa de dentro se quedará cruda, se inflarán y pueden 'explotar', así que mejor freir a fuego moderado en tandas de pocos churros, y con una tapadera a mano. A mí no me han explotado nunca, y ya llevo unos cuantos, pero se leen cosas por ahí que asustan, así que mejor estar prevenidos.

Vais a ver qué churros tan crujientes. El chocolate lo dejo a vuestra elección. Hay algunos preparados en tetrabrick que son bastante decentes, así que no estoy segura de que merezca la pena complicarse demasiado, que lo que importa es tomárselo con los amigos en una de estas tardes de invierno. ¡Y ya nos pondremos a dieta mañana!

Isa, me ha encantado tu blog, tus recetas, tus noticias, y me encanta la zona en la que vives. ¡Mucha envidia es lo que tengo!

lunes, 19 de enero de 2015

Melva con salsa de tomate

¿Cómo va esa cuesta de Enero? Hay que hacer muchos números, para no vaciar las carteras, y para contar las calorías que no debemos tomar y poder aligerar las cartucheras. En esta ocasión he probado un pescado que no había comprado nunca en fresco: la melva. Yo ví ahí, tan fresquito y brillante, y recordé que su carne es mucho más magra que la del atún... ¡pero es que el precio es casi la cuarta parte! Así que me lo llevé a casa. Me sacaron los filetes en la pescadería, pero yo por mi cuenta además le quité todas las raspas y espinitas, las partes más oscuras de la carne y la piel, y dejé 4 troncos con un aspecto estupendo. El resto os lo cuento aquí abajo. Sólo os adelanto que en lo venidero pienso pasarme a la melva siempre que pueda.



Ingredientes para 4 personas

1 melva de 1 Kg aproximadamente
600 gr de tomate triturado
1 cebolla
1/2 pimiento choricero o pimiento rojo
1 cucharadita de azúcar
Sal, pimienta y aceite de oliva virgen extra




En primer lugar, una vez que tenía los troncos bien limpios, los metí en agua, para que soltaran la sangre. Toda la familia de los atunes son pescados con mucha sangre, y yo prefiero desangrarlos un poco antes, para que el sabor sea más suave al cocinarlo.

Mientras tanto, trocead la cebolla y el pimiento choricero muy finamente, y rehogadlos con un fondo de buen aceite en una cacerola baja, a fuego suave. 

Cuando la cebolla esté transparente, añadid el tomate triturado, junto con la sal, el azúcar y la pimienta, y la tapadera a mano para que no se ponga perdida toda la cocina, que esto salpica. En invierno yo suelo usar tomate triturado de lata, pero si tenéis buenos tomates naturales, mucho mejor. 

Cocinad suavemente todo junto unos 10 ó 15 minutos, moviendo de vez en cuando para que no se pegue.

Con esto tendréis una salsa de tomate casera estupenda. Como mi intención era que mis niños tomaran un poco, yo pasé la salsa por la batidora, para que no encontraran tropezones, pero eso es opcional.

Por último, añadid al tomate los lomos de melva bien escurridos, cubridlos con un poco de la salsa y cocedlos suavemente durante 8 ó 10 minutos. No más, que este pescado se reseca enseguida. Si se os queda un poco crudo siempre tiene arreglo, pero si os pasáis no.

Y listo. No sabéis el sabor tan suave, el color tan blanco de la melva, y lo satisfecha que yo estaba por hacer un plato tan saludable y tan económico.

lunes, 12 de enero de 2015

Chicharrones especiales de Cádiz

Estas Navidades hemos pasado unos días familiares en Cádiz. Siempre acabamos un poco agotados: pocos días para aprovechar con la familia y ver al máximo de amigos, y no siempre es posible. En esta ocasión quedamos con unos amigos para comer en el mercado de Cádiz. Han montado unas bares especializados en la misma plaza del mercado, y se come estupendamente: tortillas, embutidos, pescados, quesos. Hay mucho que elegir y el entorno tiene mucho encanto. Allí probamos los chicharrones especiales de Chiclana, que no son lo que yo pensaba. Se trata de una carne de panceta cocinada, cortada muy fina y servida con limón y sal gorda. Nos encantó, así que venía yo de vuelta hacia Málaga buscando la receta (tranquilos, yo era la copiloto). Parece que se pueden hacer cocidos en agua o confitados en manteca de cerdo. Por eso de la dieta eterna y el colesterol al límite yo he preferido hacerlos cocidos, pero el resultado es muy bueno. Perfecto para servir con la cervecita, para llevar a la playa cuando llegue el momento, al campo...


Ingredientes

1,200 kg de panceta de cerdo en una pieza
50 ml de aceite de oliva virgen extra
2 cucharadas de orégano
5 ó 6 dientes de ajo
2 cucharaditas de pimentón molido
2 vasos de agua para cocerlos
Limón y sal gorda para servirlos




En primer lugar hay que eliminar la capa de piel del trozo de panceta, sin eliminar toda la grasa.

A continuación colocamos la carne en un recipiente amplio, junto con los dientes de ajo con piel machacados, el orégano, el pimentón, un poco de sal y el aceite.

Lo dejaremos macerando unas horas. Por ejemplo, toda la noche, para que tome bien el sabor del aliño.

A continuación, colocamos la carne en la olla rápida, junto con el agua y todo el aliño, cerramos la olla, y los dejamos cocer durante 20 minutos.

Pasado ese tiempo, abrimos la olla y seguimos cocinando a juego suave hasta que el agua se vaya evaporando. Puede tardar una media hora. Como habíamos añadido un poco de aceite y la panceta tiene bastante grasa, al evaporarse el agua, la carne se tostará un poco y quedará dorada y crujiente.

Cuando ya esté dorada, la sacamos a un recipiente y esperamos a que se enfríe. El resultado es parecido a una carne a la sal, y para servirla habrá que cortarla muy fina, como el embutido, y espolvorearla con sal gorda y unas gotas de zumo de limón.

Ya véis, fácil y práctico. Espero que os guste. ¡Cervecita y a disfrutar!