Esta receta es uno de los clásicos en mi casa en estas fiestas. Lo puedo preparar con antelación y congelarlos. Y así no me lío demasiado el día importante. Además, es muy barato y resultón, así que hay que tenerlo en cuenta tal y como andan las cosas.
Ingredientes (unos 20 mejillones)
1 Kg de mejillones
1 cebolla
1/2 pimiento verde
2 tomates
1 pimienta cayena
500 ml de leche
4 cucharadas rasas de harina de maiz
Huevo y pan rallado para empanar
Sal y nuez moscada
En primer lugar hay que limpiar muy bien los mejillones. Tened en cuenta que usaremos las conchas para rellenarlas, así que conviene que estén lo más limpias posible.
Colocad los mejillones en una olla alta y cerrada, y hervid (sin agua), unos 3 minutos o hasta que estén abiertos. El líquido que sueltan los mejillones al cocerlos, bien colado, os puede servir para preparar un arroz, una fideua o una sopa. Nada de desecharlo.
Trocead los mejillones muy picados y reservadlos. Reservad las conchas más bonitas y limpias.
En una sartén con un poco de aceite sofreid la cebolla y el pimiento verde cortados en cuadraditos muy pequeños. Cuando estén un poco blandos, añadid los tomates también en cuadraditos, la pimienta cayena y un punto de sal. Sofreid a fuego suave unos 5 minutos y añadid los mejillones troceados. Retirad la pimienta cayena, para que nadie se lleve una sorpresa.
Con esta mezcla rellenamos los mejillones, como a la mitad de su capacidad.
Por otro lado, hacemos una bechamel espesa para cubrir los mejillones. Yo la hago con harina de maiz. La deslío en un bol con un poco de leche fría, y pongo en un cazo a hervir el resto de la leche, junto con una pizca de sal y la nuez moscada molida.
Justo cuando va a empezar a hervir la leche añadimos de golpe la leche fría mezclada con la harina de maíz, y removemos sin parar un par de minutos mientras espesa, para que no se formen grumos. Ya tenemos la cobertura, con la que tendremos que cubrir los mejillones. Si lo hacéis en caliente es mucho más fácil.
Una vez cubiertos los mejillones, los dejamos enfriar, de forma que la bechamel ya esté espesa.
Ahora es el turno de empanarlos: pasad para mejillón por huevo y pan rallado un par de veces, para que quede la costra más consistente una vez frita.
En este punto los podéis congelar, y cuando llegue el día de usarlos. Sólo hay que freirlos en aceite caliente (aunque no humeante), sin necesidad de descongelarlos. Vigiladlos bien para que no se abran ni se chamusquen.
Y ya está. Por menos de 5 euros podeís tener una buena cantidad de estos mejillones rellenos. Os aseguro que a todos los que los han probado les ha gustado.
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